Es sábado, y son las nueve en punto.
La gente se arrastra al interior del bar.
Hay un viejo sentado a mi lado
haciéndole el amor a su Gin-Tonic.
Me dice:
-¡Oye!, ¿puedes tocarme una recuerdo?
No me acuerdo bien de como era,
pero sé que es triste y dulce a la vez..
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